En un giro significativo en la historia de la monarquía británica, el Príncipe Andrés ha decidido renunciar a todos sus títulos y honores. Esta declaración se ha realizado desde el Palacio de Buckingham y ha estado marcada por la controversia en torno a su asociación con el delincuente sexual convicto, Jeffrey Epstein, quien fue implicado en un escándalo de abuso sexual de menores.

En un comunicado oficial, el Príncipe Andrés expresó: “Después de discutir con el rey y mi familia, hemos llegado a la conclusión de que las acusaciones actuales en mi contra están desviando la atención del importante trabajo que realiza Su Majestad y la Familia Real”. Este pronunciamiento refleja no solo su deseo de proteger la reputación de la institución, sino también su situación personal en medio de las serias acusaciones que enfrenta.

Afirmando su inocencia, el Príncipe Andrés continuó diciendo: “Por lo tanto, ya no será necesario que utilice mi título o los honores que se me han otorgado. Como he manifestado anteriormente, niego contundentemente las graves acusaciones que se han hecho en mi contra”. Su renuncia se presenta como un acto de responsabilidad hacia su familia y su país, en un momento en que la monarquía británica navega por aguas turbulentas.

Esta decisión no es nueva para el Duque de York, quien, desde 2019, ha estado apartado de sus deberes públicos debido a la creciente controversia por su vínculo con Epstein, un magnate que fue arrestado en julio de 2019 acusado de múltiples delitos de abuso y tráfico de menores. Epstein, cuyo escándalo ha sacudido a figuras prominentes en todo el mundo, fue encontrado muerto en su celda meses después, lo que intensificó la atención mediática sobre su caso y sus conexiones, incluida la de Andrés.