En Madrid, el 5 de enero, se ha generado un revuelo político en Austria, donde el presidente Alexander van der Bellen se ha visto obligado a tomar la iniciativa. Este lunes, se ha reunido con Herbert Kickl, líder del Partido de la Libertad (FPÖ), para discutir posibles alternativas de formación de gobierno. Esta conversación surge tras el fracaso de las negociaciones entre el Partido Popular Austriaco (ÖVP) y el Partido Socialdemócrata Austriaco (SPÖ), así como la reciente dimisión del canciller Karl Niehammer, quien también es el líder del ÖVP.
El mandatario austriaco tiene planes de anunciar el nuevo canciller la próxima semana. Van der Bellen ha enfatizado la urgencia de establecer un gobierno con una “mayoría estable”, tal como se informa en la televisión pública alemana ÖRF. La situación actual, marcada por altos niveles de incertidumbre, ha llevado al presidente a reconocer que “cuando crees que tienes la situación bajo control y que posees la experiencia necesaria, te das cuenta de que la realidad es muy distinta”.
Por su parte, Herbert Kickl ha defendido la posición del FPÖ, afirmando que su partido representa “el único factor estable” dentro del panorama político austriaco. En su crítica a lo que él califica como intentos de “gobiernos experimentales”, hizo referencia a la “coalición semáforo a la austriaca”, un modelo que toma como ejemplo el pacto de gobierno en Alemania. Kickl ha subrayado la importancia de actuar con “honestidad, claridad, previsibilidad, estabilidad y credibilidad”, reiterando su mantra de que “primero la gente y después el canciller”.
En el contexto político actual, Christian Stocker, nuevo líder del ÖVP y potencial socio del FPÖ, ha expresado su apertura a negociar con la ultraderecha, sugiriendo que la situación ha cambiado. “Si nos invitan a negociar para formar el gobierno, aceptaremos esta invitación”, declaró Stocker, quien agregó que el ÖVP “no se esconderá de sus responsabilidades políticas”.
Sin embargo, el líder del SPÖ, Andreas Babler, ha criticado con dureza la voluntad de los “populares” de dialogar con el FPÖ. Calificando a Kickl de “no demócrata” y “peligroso”, Babler advirtió que una coalición entre el FPÖ y el ÖVP, comúnmente referida como coalición azul-negra, resultaría en recortes que perjudicarían a muchos ciudadanos. El líder socialdemócrata se comprometió a que el SPÖ seguirá defendiendo los intereses de la democracia con “toda su fuerza”, subrayando que cuenta con un sólido apoyo de todos los sectores del partido.
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