El Papa inaugura la segunda Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia como gesto de apoyo a los reclusos.
En un notable evento celebrado el 26 de diciembre en Madrid, el Papa Francisco ha inaugurado la segunda Puerta Santa correspondiente a este Año Santo 2025, ubicándola en la capilla del Padre Nuestro de la prisión de Rebibbia. En su discurso, el Santo Padre instó a los presentes a "abrir de par en par las puertas del corazón, pues cada uno sabe cómo hacerlo", subrayando la importancia de la empatía y la compasión en momentos difíciles.
El Papa dirigió una emotiva homilía improvisada que resonó profundamente entre los reclusos y demás asistentes, quienes escucharon con atención y respeto, expresando su admiración y gratitud. Este acontecimiento fue reportado por Vatican News, destacando la conexión especial que se estableció en la ceremonia.
Por primera vez en la historia del papado, un Pontífice ha realizado la apertura de una Puerta Santa no en una basílica, sino dentro de las instalaciones de un centro penitenciario. Esta es la decimoquinta ocasión en que Francisco visita una cárcel, reafirmando su compromiso de brindar un simbolismo de cercanía a los internos. En su Bula de convocatoria del Año Santo 'Spes non confundit', expresó un deseo particular de abrir una Puerta Santa en un entorno carcelario, convirtiéndola en un emblema de esperanza y renovación para todos los prisioneros del mundo.
El acontecimiento fue presenciado por aproximadamente 300 personas, que incluían reclusos, personal penitenciario, directivos, representantes del gobierno de Roma, voluntarios y religiosos, en el Nuevo complejo penitenciario de Rebibbia. Este lugar es uno de los cuatro institutos que conforman la gran cárcel romana, que alberga a más de 1,500 reclusos, de los cuales un 35 por ciento son extranjeros, lo que refleja la diversidad de la población carcelaria en Italia.
Con un impacto similar al de la majestuosa basílica de San Pedro, las puertas de la capilla de Rebibbia se abrieron ante la presencia papal, acompañado por el obispo auxiliar de Roma, monseñor Benoni Ambarus, así como por dos reclusos y dos agentes de seguridad. Esta emotiva procesión fue seguida por un grupo de sacerdotes que llevaban una Cruz de madera, marcando un momento solemne que concluyó con el saludo del Papa y la liturgia de la palabra.
Tras las usuales palabras de buenos días y un cálido deseo de Feliz Navidad, el Papa optó por abandonar su homilía escrita, eligiendo en su lugar abrir "la puerta de par en par" después de la ceremonial de la Basílica de San Pedro. Este gesto simbólico subraya su deseo de que todos experimenten la gracia de abrir sus corazones.
Francisco explicó con claridad el significado detrás de esta apertura: “Abrir de par en par las puertas es un acto significativo, pero lo más importante es lo que significa realmente: abrir el corazón. En este sentido, la fraternidad juega un papel crucial, ya que los corazones cerrados no facilitan la vida. La gracia de un Jubileo radica en abrir, especialmente los corazones a la esperanza, que nunca defrauda."
En su mensaje, animó a todos a considerar cuidadosamente el concepto de esperanza, recordando que "en los momentos difíciles, es fácil pensar que todo ha finalizado, pero la esperanza siempre ofrece consuelo". Se refirió a la esperanza como un "ancla", que nos mantiene firmes incluso en las adversidades, y reiteró su mensaje: "No pierdan la esperanza. Este es el mensaje que quiero transmitir a todos nosotros, comenzando por mí mismo”.
La imagen de puertas abiertas de par en par resonó repetidamente en su breve reflexión, centrándose especialmente en la metáfora del corazón. Francisco enfatizó que “cuando el corazón se cierra, se vuelve duro como una piedra; se pierde la ternura. Sin embargo, siempre es esencial mantener el corazón abierto, ya que es lo que nos une como hermanos. Cada uno de nosotros sabe dónde están nuestras propias puertas cerradas o entreabiertas, y todos tenemos la capacidad de abrirlas".
Al cerrar su discurso, el Papa invitó a la congregación a meditar sobre los dos temas centrales abordados: “La cuerda con el ancla de la esperanza y abrir de par en par las puertas del corazón”. Expresó su deseo de que todos vivan un gran Jubileo, caracterizado por la paz y la oración, un llamado a la reflexión y a la acción humanitaria que resuena en el fondo de la condición humana.
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