En un giro significativo en la historia de la Iglesia, el Padre Ángel ha expresado su apoyo al cardenal Ángel Fernández Artime, originario de Asturias, como posible sucesor del Papa Francisco. Este anuncio coincide con su viaje programado a Roma para asistir al funeral del Pontífice, que se llevará a cabo el 24 de abril.

El Padre Ángel destacó la importancia de tener un papa español, señalando que la elección de un asturiano daría un matiz especial a esta novedad. Fernández Artime, cardenal de 65 años nacido en Luanco y actual pro-prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada, ha tenido una destacada trayectoria, siendo rector mayor de la Congregación Salesiana entre 2014 y 2025.

Durante su presencia en un evento cultural en Madrid, el Padre Ángel mencionó que muchos de los cardenales que participarán en el próximo Cónclave están bien preparados para continuar el legado de Francisco. "La mayoría de los participantes son candidatos serios. Podrían ser aceptados por la comunidad", comentó, reafirmando su confianza en que el proceso de elección se mantendrá en la línea del actual Papa.

No obstante, el Padre Ángel expresó su preocupación respecto a que el nuevo Pontífice no se desvíe de los principios instaurados por Francisco. En su opinión, los futuros líderes de la Iglesia cargarán con el peso de las decisiones de sus predecesores, lo que dificulta la posibilidad de revertir avances significativos en la institución.

En su análisis, el Padre Ángel sugirió que la misión de los papas es la de abrir la Iglesia y acercarla más a la gente, comparando esta labor con la de los políticos, quienes a veces aciertan o fallan, pero siempre lo hacen con la intención de mejorar el mundo.

Finalmente, el Padre Ángel reflexionó acerca de los últimos días del Papa Francisco, mencionando su visita al Hospital Gemelli de Roma. A pesar de las dificultades de salud del Papa, manifestó que Francisco mostraba un fuerte deseo de seguir sirviendo a la Iglesia. Sin embargo, también reconoció que las últimas apariciones públicas del Pontífice revelaban señales de su debilidad. "Era evidente que su tiempo se acercaba", concluyó el Padre Ángel, justo antes de su viaje a Roma para el funeral.