Más de 65 vidas se han apagado desde el jueves debido a violentos enfrentamientos y agresiones entre tribus suníes y chiíes en Pakistán. La situación se ha vuelto crítica, particularmente en el municipio de Kurram, al noroeste del país, donde el Gobierno ha decidido tomar medidas urgentes para frenar esta violencia sectaria que ha estado azotando la región.
El conflicto se intensificó a raíz de un brutal ataque el pasado jueves, que cobró la vida de más de 40 personas y que, lamentablemente, ha dejado casi otra treintena de fallecidos en los días posteriores. Este trágico episodio se inscribe en un contexto de tensión latente que se remonta, al menos, al mes de septiembre, cuando una disputa por tierras entre las mismas tribus dejó más de 50 muertos y 120 heridos en solo ocho días, lo que obligó a cerrar la autopista que conecta Parachinar con Peshawar.
A pesar de que el Gobierno había asumido el compromiso de asegurar la protección de las carreteras interfronterizas, vitales para el transporte de bienes esenciales como alimentos, combustible y medicinas, la explosión de violencia desatada por el ataque del jueves ha continuado, sembrando el caos y el miedo en la población local.
La noche más reciente fue testigo de un alarmante episodio en la localidad de Bagan, donde más de 5.000 individuos armados emprendieron una ofensiva contra mercados y negocios locales, buscando vengar a los caídos en el ataque del jueves. Las autoridades locales, que han optado por permanecer en el anonimato, reportan un saldo trágico de más de 25 muertos durante estos disturbios, según el periódico 'Dawn'.
En un intento por abordar la escalofriante situación, altos funcionarios del gobierno provincial de Jíber-Pajtunjua han programado una serie de reuniones con líderes de ambas tribus. Este equipo de mediación estará liderado por Nadeem Aslam Chaudhry, secretario jefe de la provincia, y Ajtar Hayat Gandapur, inspector general de la Policía estatal.
Como parte de su propuesta, la delegación ofrecerá compensaciones económicas a los supervivientes de la violencia a cambio de un cese al fuego de una semana, con la esperanza de alcanzar una resolución pacífica del conflicto.
El ministro principal de la provincia, Alí Amin Gandipur, ha enfatizado la vital importancia de establecer un alto el fuego como base para formular los siguientes pasos a seguir. “Desde ahí, el Gobierno elaborará una nueva estrategia basada en las recomendaciones de los líderes locales”, aseguró.
No obstante, el ciclo de violencia parece persistir a pesar de los esfuerzos gubernamentales. Recientemente, han estallado nuevos tiroteos en diversas localidades como Balishjel, Jar Kali, Kunj Alizai y Maqbal. Además, la autopista Thall-Sada-Parachinar permanece cerrada, lo que ha limitado severamente el tráfico hacia Kohat, uno de los núcleos comerciales más importantes de la región.
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