MADRID, 14 de octubre. El Congreso de los Diputados ha tomado la decisión de no admitir a trámite una propuesta de ley del BNG que pretende reducir la jornada laboral a 35 horas semanales, una iniciativa que fue rechazada con los votos en contra de PP, Vox y Junts, similar a la que recientemente se debatió y que proponía una jornada de 37,5 horas, también descartada por los mismos partidos.
El rechazo fue contundente, con un total de 178 votos en contra provenientes de los mencionados partidos y de UPN, en contraste con los 162 votos a favor de PSOE, Sumar, ERC, Bildu, Podemos y la diputada de Compromís, Águeda Micó. Por su parte, Coalición Canaria y el PNV optaron por la abstención, y el exministro socialista José Luis Ábalos no participó en la votación.
Durante el debate, el diputado del BNG Néstor Rego defendió la propuesta como una "segunda oportunidad" para garantizar derechos laborales como el de la desconexión y mejorar así la calidad de vida de los trabajadores. Rego enfatizó la importancia de la conciliación entre la vida laboral y familiar, mencionando a Francia como un ejemplo a seguir, donde la jornada laboral de 35 horas se implementó hace ya 25 años.
Sin embargo, el diputado de Junts, Josep Maria Cervera, criticó al BNG por intentar reactivar una medida que ya había fracasado. Cervera se opuso a la reducción de la jornada laboral sin un consenso derivado del diálogo social, y cuestionó la validez del ejemplo francés, argumentando que el país vecino enfrenta bloqueos políticos y recortes en los días festivos.
La diputada del PP, María Isabel Prieto, respaldó las objeciones y recordó que la propuesta había sido rechazada hace un mes, subrayando que un cambio de esta magnitud no debería llevarse a cabo sin considerar a los empresarios, a quienes acusó de ser el objetivo del BNG al tratar de “enfrentar” a trabajadores y empleadores.
Desde Vox, el diputado Juan José Aizcorbe descalificó la propuesta del BNG, afirmando que solo buscaba "vender humo", y advirtió que su implementación podría resultar en un aumento de costos y una fragmentación del empleo, convirtiéndolo en un "privilegio" para unos pocos.
Por el lado del PSOE, la diputada Ana Cobo anunció el apoyo de su grupo a la propuesta y criticó la hipocresía de las alianzas entre PP y Junts en su oposición a la protección de los trabajadores, sugiriendo que esto evidenciaba una colaboración incómoda cuando se trata de desprotegidos.
En representación de Sumar, Verónica Martínez Barbero mencionó la creciente demanda social por la reducción de la jornada laboral y aseguró que esta medida, sin disminución salarial, se convertiría en una realidad inevitable. A su vez, ERC y EH Bildu expresaron su respaldo a la propuesta, mientras que el PNV, que había apoyado la reducción previa, se abstuvo, reiterando la necesidad de centrarse en fijar la jornada laboral en 37,5 horas semanales.
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