En un nuevo giro en la tensa situación en el Medio Oriente, el Ejército de Líbano ha elevado la voz contra lo que califica como violaciones reiteradas del alto el fuego por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Este acuerdo se había establecido con el partido-milicia chií, Hezbolá, y se daba en un contexto de hostilidades que han perdurado más de un año.

A través de un comunicado oficial, las autoridades libanesas han afirmado que, en los días 27 y 28 de noviembre de 2024, Israel ha realizado múltiples infracciones al acuerdo de alto el fuego, llevándose a cabo agresiones aéreas y ataques dirigidos hacia el territorio libanés utilizando diferentes armamentos. Estas acciones han suscitado una fuerte condena entre los mandos militares del país.

En respuesta a estas denuncias, el Mando del Ejército de Líbano ha indicado que están "monitoreando estas violaciones" en colaboración con "las autoridades pertinentes". Esta declaración fue realizada a través de las redes sociales de las Fuerzas Armadas del país, subrayando la seriedad de la situación y la necesidad de una vigilancia activa.

La tregua, vigente desde el martes, establece un período de aproximadamente 60 días durante el cual tanto Hezbolá como las tropas israelíes deben retirarse del sur de Líbano, permitiendo así el despliegue del Ejército regular libanés, cuya misión será reforzar la seguridad en la región y proteger el norte de Israel.

Sin embargo, a pesar de la aparente existencia de un acuerdo, las FDI han confirmado que han llevado a cabo un ataque aéreo contra posiciones de Hezbolá en el sur de Líbano, revelando que los ataques tal vez no se limiten a este incidente, contraviniendo el espíritu de la tregua.

Este aumento de hostilidades se sitúa en el contexto de las confrontaciones que se iniciaron más de un año atrás, tras el ataque de Hezbolá a Israel, que ocurrió un día después de la ofensiva del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) el 7 de octubre de 2023, un enfrentamiento que dejó como saldo casi 1.200 muertos y 240 rehenes, marcando el inicio de la guerra actual en la región.

El conflicto escaló el 1 de octubre con el lanzamiento de una nueva invasión israelí sobre Líbano, tras semanas de bombardeos intensivos. Esta ofensiva incluyó la detonación coordinada de miles de dispositivos y telecomunicaciones asociadas con Hezbolá. Como resultado de esta violencia, la milicia ha sufrido pérdidas significativas, incluyendo la muerte de su líder histórico, Hasán Nasralá.