En la madrugada del pasado lunes, un trágico suceso tuvo lugar en la ciudad de Hebrón, en Cisjordania, donde un disparo de un colono israelí resultó en la muerte de un joven palestino. La víctima ha sido identificada como Ahmed Rabhi al Trash, quien, según informes, perdió la vida tras recibir un impacto en la cabeza.

De acuerdo con la agencia de noticias palestina WAFA, al Trash se desangró en el suelo, al tiempo que los equipos de la Media Luna Roja Palestina se encontraron imposibilitados de brindarle asistencia médica. Esta situación ha sido atribuida a la presencia de soldados israelíes en la zona, quienes supuestamente impidieron el acceso a los rescatistas, como afirmaron en sus declaraciones representantes de la organización.

La cadena Al Yazira reportó que las fuerzas de ocupación no permitieron que los socorristas atendieran al herido en el área de Ras al Joura, donde ocurrió el incidente. Este hecho se suma a un contexto de creciente tensión y violencia en la región que ha dejado un saldo preocupante de víctimas entre la población palestina.

La Comisión para el Muro y los Asentamientos, encargada de monitorear la violencia en Cisjordania, ha reportado que, desde principios de 2025, al menos 14 palestinos han perdido la vida a manos de colonos. Esta cifra se eleva a 35 en el período comprendido desde el 7 de octubre de 2023, lo que coincide con un aumento notable en las confrontaciones tras los ataques perpetrados por el grupo Hamás y otras facciones palestinas contra Israel.

Por su parte, Naciones Unidas emitió un informe la semana pasada señalando que más de mil palestinos han muerto en Cisjordania debido a acciones violentas vinculadas a las fuerzas de defensa israelíes y a colonos extremistas desde el inicio de esos ataques en octubre de 2023. Entre estas víctimas, 213 son menores de edad, lo que representa un alarmante 43 por ciento del total de muertes palestinas en las últimas dos décadas a manos de las tropas israelíes en la región.

Este aumento en la violencia ya se había comenzado a notar antes del 7 de octubre, lo que plantea serias preocupaciones sobre la estabilidad y seguridad en la zona, así como la necesidad de un diálogo que evite mayores escaladas en el futuro.