En un reciente comunicado, el consorcio SPHERA ha expresado su preocupación por la escasa financiación europea destinada a la investigación que vincula el cambio climático con la salud pública. Según la información sobre la inminente convocatoria de propuestas del programa Horizonte Europa 2025, la Comisión Europea ha establecido un presupuesto aproximado de 970 millones de euros para investigaciones en el ámbito de la salud. Sin embargo, SPHERA considera que es alarmante que en este presupuesto no se destinen fondos específicos para estudiar los efectos del cambio climático sobre la salud.
El consorcio afirma que esta situación necesita ser abordada con urgencia. En su comunicado, SPHERA califica de "decepcionante omisión" la falta de asignación de recursos para la investigación de esta interrelación en el borrador del programa de ayudas de Horizonte 2025. SPHERA está compuesto por algunas de las instituciones de investigación más relevantes en Europa en lo que respecta al medio ambiente y la salud, incluyendo a ISGlobal.
El mensaje de SPHERA es claro: "No esperemos a la próxima crisis para actuar". Según sus datos, la región mediterránea está experimentando un calentamiento que avanza de forma más rápida que la media global, lo que subraya aún más la necesidad de atención inmediata a esta problemática.
En línea con este argumento, el consorcio resalta que tanto la Unión Europea como organismos internacionales, como la Asamblea Mundial de la Salud, han reconocido los serios riesgos que el cambio climático plantea para la salud de las personas. Por lo tanto, los investigadores ven como una contradicción grave la falta de enfoques específicos que aborden el cambio climático en los programas contemporáneos de investigación en salud.
Los firmantes del documento enfatizan que el cambio climático ya representa una amenaza significativa para la salud en Europa. Citan eventos climáticos extremos, como las recientes inundaciones en Valencia y otros desastres ocurridos en Italia, Alemania, Polonia y Europa Central, como ejemplos palpables del desafío que esto implica.
Otro tema crucial según el consorcio es el incremento de las temperaturas, especialmente en un año como 2024, que se prevé romperá nuevamente récords de calor. Investigaciones recientes sugieren que se atribuyen unas 70,000 y 47,000 muertes, respectivamente, a las olas de calor de los veranos de 2022 y 2023.
SPHERA también señala que los resultados de un importante proyecto denominado EXHAUSTION han evidenciado los efectos sinérgicos de la contaminación del aire y el calor en la salud cardiorrespiratoria en todo el continente europeo. En particular, los días que combinan altas temperaturas y elevados niveles de contaminación presentan un mayor riesgo de mortalidad por enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio.
Las preocupaciones de esta comunidad científica no se limitan a estos aspectos, ya que también están alerta ante el aumento de la duración de la temporada de polen, la introducción de nuevas especies de polen, así como el incremento de incendios forestales y episodios de contaminación atmosférica relacionados que complican aún más la situación de salud pública.
Finalmente, SPHERA concluye su comunicación extendiendo una mano abierta para trabajar en colaboración con las instituciones europeas en la búsqueda de soluciones. "Nuestras instituciones están dispuestas a apoyar a la UE en el desarrollo y aplicación de soluciones basadas en evidencias que sean necesarias para proteger la salud pública y construir una Europa resiliente ante el cambio climático", finalizan.
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