En una iniciativa marcada por la polarización política, el Gobierno de Brasil, liderado por Luiz Inácio Lula da Silva, se preparara para conmemorar el próximo 8 de enero el segundo aniversario del asalto golpista a la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia, un suceso que, en 2023, reveló una profunda fractura en la sociedad brasileña y puso de relieve la influencia de los militares durante el mandato del expresidente Jair Bolsonaro.
La ceremonia principal tendrá lugar en el Palacio de Planalto, donde Lula da Silva presentará obras de arte que fueron restauradas tras ser vandalizadas durante los disturbios. Este evento contará con la presencia de importantes figuras políticas, incluidos presidentes de los distintos poderes del Estado y gobernadores, según la información publicada por 'Folha de S.Paulo', el periódico más influyente del país.
Además de la ceremonia en el Palacio, se llevará a cabo un acto simbólico en la mencionada plaza, convocado por el movimiento social Drente Brasil Popular, donde se procederá a la restauración de 21 piezas de arte que sufrieron daños durante el asalto.
En una reciente reunión celebrada en diciembre con sus ministros, el presidente Lula abordó la organización del evento y estimuló la participación de todos los asistentes, enfatizando la importancia de celebrar la democracia en Brasil.
El presidente también manifestó su contento por la detención del general Walter Braga Netto, considerándola un avance significativo en la lucha contra la impunidad y un gesto que refleja una firme actitud del gobierno ante el pasado.
Recordemos que el 8 de enero de 2023, miles de ciudadanos insatisfechos por la derrota electoral de Jair Bolsonaro llevaron a cabo una irrupción violenta en la Plaza de los Tres Poderes, compuesta por el Congreso, el Tribunal Supremo Federal y el palacio presidencial, en Brasilia.
Este ataque se convirtió en un hecho sin precedentes en la historia reciente del país, exacerbando la polarización existente y centrando la atención en la creciente presencia de los militares en la política bajo el gobierno de Bolsonaro.
Ese día, mientras una parte de la población expresaba su descontento por el regreso de Lula da Silva al poder, decenas de autobuses llegaron a la capital, lo que inicialmente parecía ser una manifestación más en contra del nuevo gobierno, encajando en un contexto de protestas que habían comenzado dos meses antes con vigílias, rezos y acampadas frente a los cuarteles del Ejército.
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