En Madrid, el 21 de noviembre, el debate entorno al denominado 'caso Koldo' ha tomado un nuevo rumbo tras las declaraciones del presunto intermediario, Víctor de Aldama, quien este jueves ha dirigido sus acusaciones hacia el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, ha optado por no profundizar en el contenido de estas declaraciones. En una breve comparecencia ante la prensa en los pasillos del Congreso, Bolaños manifestó: "No conozco qué declaraciones está haciendo este señor y, en todo caso, es un procedimiento judicial". Este comentario resalta la cautela que el Gobierno muestra en medio de un contexto legal delicado.
Bolaños reafirmó su "absoluto respeto a los procedimientos judiciales y a todo lo que se desarrolla en ellos", dejando entrever la importancia que el Ejecutivo concede a la legalidad en una situación que podría comprometer su imagen y la de su líder.
Durante su declaración voluntaria ante el juez en la Audiencia Nacional, Aldama hizo alusión a una fotografía que él se tomó con el presidente Sánchez, alegando que fue un gesto solicitado por el propio mandatario como muestra de gratitud por ciertas gestiones realizadas en México. Estas afirmaciones sugieren la existencia de vínculos más profundos de lo que muchas veces se presume entre la política y sus diversos actores.
Aldama no se detuvo ahí; también reveló que el Gobierno le había requerido apoyo en relación con el opositor venezolano Juan Guaidó, haciendo una observación que no pasó desapercibida: según su testimonio, la ministra involucrada no sabía "dónde tenía la mano izquierda". Este tipo de declaraciones añade una capa más de complejidad a la ya enrevesada situación política, poniendo de relieve la supuesta falta de conocimiento o dirección en la gestión de asuntos críticos por parte del Gobierno.
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