MADRID, 26 de diciembre.
En un nuevo capítulo del conflicto bélico en Ucrania, el Ejército ruso ha intensificado sus bombardeos, cayendo nuevamente sobre el este del país. Esta serie de ataques ha dejado un saldo trágico de decenas de heridos y una muerte en localidades como Járkov, Níkopol, Sumi y Jersón. Estos bombardeos han afectado particularmente a las infraestructuras energéticas, cruciales para la supervivencia en invierno, con la llegada de temperaturas que se prevén bajo los 20 grados centígrados.
Uno de los ataques más devastadores de este jueves tuvo lugar en Níkopol, en la provincia de Dnipropetrovsk, donde un dron impactó contra un mercado, provocando lesiones a ocho personas, de las cuales siete fueron necesarias hospitalizar. Este hecho ha elevado la preocupación por la seguridad de los civiles en zonas altamente vulnerables a los ataques.
En el pueblo de Slátine, en la región de Járkov, la situación también fue grave, con dos misiles antitanque impactando en una granja, el resultado fue la muerte de un individuo y lesiones a otras dos personas. Durante el transcurso del día, las fuerzas rusas han llevado a cabo ataques en numerosos asentamientos en esta provincia, así como en diversas localidades de Jersón y Sumi, lo que pone en evidencia la constante amenaza a la que se enfrentan los ucranianos.
En un momento crítico, estas ofensivas han exacerbado la crisis energética en Ucrania. El presidente ucraniano Volodimir Zelenski ha señalado la gravedad de la situación, indicando que millones de ciudadanos están sufriendo la falta de calefacción, electricidad y agua en pleno invierno, una circunstancia que se vuelve insostenible.
Las estadísticas son alarmantes: según informes de agencias de la ONU, Ucrania ha perdido más del 60 por ciento de su capacidad de generación eléctrica, y múltiples instalaciones han quedado severamente afectadas o completamente destruidas. Esto no solo impacta el suministro eléctrico, sino también diversas infraestructuras y equipos vitales para el funcionamiento del país.
La ONG World Vision ha calificado la situación como "desesperada", especialmente en áreas cercanas a los frentes de combate en el norte, este y sur. Las autoridades locales han alertado que unas 900.000 personas requerirán asistencia inmediata para poder sobrevivir en los meses venideros, lo que resalta la urgencia de aid humanitario en este contexto crítico.
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