• jueves 23 de marzo del 2023
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Así va a ser la sexta petición de censura de la democracia, la primera con un candidato sin dependencia

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Va a arrancar con Abascal y con el alegato del candidato, que disponen de tiempo sin limites, y a los que puede replicar el Gobierno

MADRID, 19 Mar.

El Salón de Plenos del Congreso acogerá este martes, 21 de marzo, el enfrentamiento de la petición de censura firmada por los 52 miembros del congreso de los diputados de Vox que muestran como candidato a la Presidencia del Gobierno al veterano economista Ramón Tamames.

Se trata de la sexta petición de censura desde la Constitución de 1978, la segunda que muestra Vox esta legislatura y la primera de la historia que va encabezada por un candidato sin dependencia, sin vinculación orgánica con el partido que le ofrece. Eso sí, Ramón Tamames, de 89 años, es un candidato con una extendida trayectoria política ya que fue dirigente del PCE en la Transición, vicealcalde de Madrid con el socialista Enrique Tierno Galván, principal creador de Izquierda Unida y después componente del CDS de Adolfo Suárez.

Según ha convocado la presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, el enfrentamiento va a arrancar a las nueve de la mañana del martes con la intervención de Abascal para enseñar a su candidato y después nuestro Ramón Tamames, desde los escaños de Vox para no tener que subir las escaleras de la tribuna, defenderá su programa. Ambos tiene tiempo sin limites para sus alegato.

A uno o a otro, o a los 2, les va a poder ofrecer réplica el Gobierno, que tiene opción a soliciar la palabra cualquier ocasión de la sesión. Se da por seguramente intervenga el presidente Pedro Sánchez, que lo logró en la petición de Vox de 2020 y que dijo tomarse muy seriamente la de Tamames, pero asimismo podrían sumarse otros integrantes del Ejecutivo. Podemos ha propuesto que fuesen las ministras, 2 de ellas las máximas líderes del partido morado, pero Moncloa señaló que las cosas se iban a coordinar.

Tras el enfrentamiento entre los promotores de la petición de censura y el Gobierno se va a hacer una pausa en el Pleno y después va a ser el momento de los conjuntos parlamentarios, de menor a mayor representación, comenzando por el Grupo Mixto y, de entre los partidos de esta capacitación, la menos votada, que es Teruel Existe. Cada conjunto parlamentario dispondrá de un primer turno de 30 minutos y otros diez para la réplica.

El representante de ERC, Gabriel Rufián, fracasó en su búsqueda de fomentar un plante a Tamames y, de entrada, todos y cada uno de los conjuntos tienen intención de utilizar la palabra. Otra cosa es que agoten en todo momento del que disponen.

Conforme a los usos parlamentarios, el candidato es quien va a dar contestación a los diferentes partidos y va a ser Tamames quien marque el ritmo y decida de qué manera responderá a el resto conjuntos, uno por uno o todos en el final.

Ese martes por la tarde se interrumpirá la sesión y el resto de portavoces atentos intervendrá al día después. En todo caso, la participación de los 4 enormes conjuntos (Unidas Podemos, Vox, el PP y el PSOE) se calcula para el miércoles, 22 de marzo.

Se sostiene el principio de que el Gobierno va a poder intervenir cualquier ocasión. En la petición de censura de 2020, el entonces vicepresidente Pablo Iglesias intervino en el momento en que Pablo Casado contestó a Abascal, y posiblemente el Gobierno de coalición repita ese esquema y deje la intervención de Yolanda Díaz, como cabeza de letrero de Unidas Podemos. Además, es previsible que en el final vuelva a tomar la palabra nuestro Pedro Sánchez.

Concluido el enfrentamiento se festejará la votación, que va a ser pública y por llamamiento, con cada diputado poniéndose de pie desde el escaño para manifestar a viva voz el sentido de su voto.

Para progresar, la petición de censura pide conseguir la mayor parte absoluta del Congreso (176 votos), una meta que se antoja inalcanzable dadas las situaciones expresadas por los conjuntos en las últimas semanas. Lo que sí se prevé es que tenga menos votos en contra que la que lideró Santiago Abascal, ya que en esta ocasión el PP decidió abstenerse en vez de votar No.

Así las cosas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, va a poder
proceder a sus citas de todo el mundo de la semana próxima alardeando de haber derrotado otra petición de censura en contra suya. En preciso, tiene pensado ayudar en Bruselas (Bélgica) para formar parte en una asamblea el Consejo de la Unión Europea y viajar a Santo Domingo (República Dominicana) para la Cumbre Iberoamericana.

De las cinco peticiones de censura debatidas hasta hoy, todas y cada una fracasaron menos la encabezada por el en este momento presidente del Gobierno Pedro Sánchez, y la de Tamames apunta asimismo a la derrota.

La primera petición de censura de la democracia sucedió en 1980, en el momento en que el PSOE presentó una contra Adolfo Suárez encabezada por su líder de entonces, Felipe González, que logró el respaldo de 152 miembros del congreso de los diputados (socialistas, marxistas, andalucistas y tres representantes del Grupo Mixto), en oposición al rechazo de 166 y la abstención de otros 21 --en la sesión se asentaron 11 ausencias--. Es decir, el PSOE se quedó a 24 votos de hallar la aprobación de la petición de censura.

La segunda llegó siete años después, en 1987, en el momento en que Alianza Popular logró lo propio contra Felipe González. Entonces el candidato fue Antonio Hernández Mancha, que no era diputado como en este momento sucede con Tamames, y cosechó el voto conveniente de 66 miembros del congreso de los diputados (Alianza Popular y Unión Valenciana), al tiempo que 195 votaron en contra (PSOE, Izquierda Unida y nacionalistas vascos) y 71 se abstuvieron (representantes de CDS y CiU, entre otros muchos).

La tercera petición de censura fue 20 años mucho más tardes y la presentó Pablo Iglesias (Podemos) contra Mariano Rajoy, conmemorada en el primer mes del verano de 2017, asimismo fue rechazada por 170 votos en contra (PP, Ciudadanos, UPN, Foro Asturias y Coalición Canaria), 82 a favor (Unidos Podemos, ERC, Compromís y EH Bildu) y 97 abstenciones (PSOE, PDeCAT, PNV y Nueva Canarias).

La cuarta fue la única que ha prosperado, la que dejó a Sánchez entrar a La Moncloa en el primer mes del verano de 2018 al reunir 180 votos a favor (PSOE, Unidas Podemos, ERC, PDeCAT, PNV, Compromís, Bildu y Nueva Canarias) 169 en contra (PP, Ciudadanos, UPN y Foro Asturias) y una abstención, la de Coalición Canaria.

Y la última petición de censura y primera de la legislatura fue que impulsó Vox en otoño de 2020, en medio de una pandemia de coronavirus, y con Abascal de candidato. No sumó ningún acompañamiento, alén de sus 52 miembros del congreso de los diputados.

Esta novedosa petición de censura de Vox se registró el pasado 27 de febrero, pero no dio tiempo a que fuera aceptada or la Mesa del Congreso hasta el 7 de marzo. El artículo fue remitido al Gobierno y a los portavoces de los conjuntos parlamentarios a fin de que se diesen por enterados y se abrió un período de un par de días para la presentación de probables candidaturas elecciones. Como se encontraba pensado, absolutamente nadie dio ese paso y, tras el cumplimiento de esa formalidad, la presidenta del Congreso ahora ha podido poner fecha al enfrentamiento.

En preciso, esta sexta petición de censura de la democracia se discutirá 22 días tras crear una cuenta, en los plazos marcados en las peticiones precedentes y prácticamente igual que la que tuvo como candidato a Abascal, que se sustanció 21 días tras su presentación.

La mucho más rápida fue la petición que presentó Pedro Sánchez en el mes de mayo de 2018, que tardó una semana escasa en llegar al Pleno, y sucede que en aquella ocasión el PP optó por precipitar la fecha convencido equivocadamente de que, tras aprobar los Presupuestos del Gobierno, la censura del PSOE se encontraba destinada al fracaso.

Más tiempo se tomó el PP de Mariano Rajoy y Ana Pastor con la petición de censura de Pablo Iglesias, que se registró un 19 de mayo y se discutió el 13 de junio, prácticamente un mes después. La idea de Podemos no tenía opciones de progresar, ya que no la apoyaba ni el PSOE, y el PP no tuvo prisa en debatirla.