La embajadora alemana en España acepta que la guerra ha "acelerado" los cambios y acepta que "no va a ser el invierno mucho más simple"
MADRID, 3 Oct.
La embajadora de Alemania en España, Maria Gosse, protege la aptitud de la UE para contestar como bloque al desafío que ha supuesto la invasión lanzada por Rusia sobre Ucrania y, más allá de las renuencias de determinados países a la ampliación de sanciones, piensa que cada "disparate" del presidente ruso, Vladimir Putin, deja consolidar el emprendimiento común europeo.
Gosse asegura que en la pandemia de COVID-19 se puso de manifiesto que los ciudadanos, en contextos de crisis, "están mucho más prestos a admitir políticas y resoluciones recurrentes e inclusive a solicitarlo". Ahora, esta inclinación se aprecia "de manera mucho más intensa", apunta en una entrevista a Europa Press.
La UE se dirige hacia el octavo bulto de sanciones contra Rusia fruto de una unidad que, como reconoce Grosse, "no parecía viable hace unos cuantos años". Frente a los "intereses particulares", han prosperado los "recurrentes" como estrategia para seguir, más que nada en un largo plazo.
Las consecutivas rondas de castigos dejaron entrever asimismo las diferencias entre los Estados integrante, pero Gosse no siente peligro de separación. De hecho, adelanta que, "con cada disparate que observamos que hace Putin", como los "referéndums falsos" en el este de Ucrania o las "amenazas" permanentes, se marcha a "remarcar la unidad de Europa".
En este sentido, protege el deber concreto asumido por Berlín, que el 25 de octubre acogerá una charla de especialista que, en presencia de Scholz y de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, va a estudiar la futura reconstrucción de Ucrania.
"Ucrania va a recibir nuestra asistencia en todos lo ámbitos que necesite: económico, político, cultural y, como es natural, asimismo militar", apunta la embajadora, siendo interrogada por la particular exigencia planteada sobre Alemania a lo largo de estos últimos meses por la parte del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Gosse protege que el Gobierno de Olaf Scholz fué "estable" en su posicionamiento en pos de Ucrania, como habría quedado de manifiesto tras la resolución de mudar "completamente" la doctrina de seguridad y Defensa y de achicar la dependencia de los comburentes fósiles que proceden de Rusia.
Esta reconversión "acelerada" ahora se tradujo en que Alemania no recibe la mayoría del gas de Rusia. Gosse remarca que "el suministro no está en riesgo" y apunta que ciertos cálculos prevén que en el tercer mes del año de 2023 el gas guardado se ubique en escenarios afines a los de un año antes, singularmente si se capacidad el ahorro.
"Indudablemente no vaya a ser el invierno mucho más simple", acepta, asumiendo que entre los efectos colaterales del nuevo contexto "es imposible eludir" que suban los costos.
El Gobierno alemán impulsó tres lotes de ayudas con la que intenta "no dejar a absolutamente nadie atrás", con reformas dirigidas a familias y compañías que logren estar en este momento en una situación de mayor puerta de inseguridad.
Grosse admite que, en Alemania, hay particular "preocupación" con los movimientos ultraderechistas por la historia del propio país, pero impide apreciar el futuro político en Italia tras la victoria de Giorgia Meloni. "Debemos ver qué ocurre", apostilla.
Sí descubre "señales" por la parte de futuro líderes que por lo menos apuestan por sostener Italia como un país "europeísta", on line con la situación de Estado que han venido sosteniendo las diferentes gestiones italianas a lo largo de décadas.
Grosse asegura que, en todo caso, es imposible extrapolar la composición de partidos de un preciso país de la UE hacia otro Estado integrante, lo que hace por su parte que no se logre equiparar el éxito de la ultraderecha en Italia con el potencial ascenso de movimientos afines en otros contextos.