• viernes 31 de marzo del 2023
728 x 90

Agricultores se preocupan una "ruina" por unos costos de los cítricos que están un 30% bajo costos

img

Un productor tipo estaría perdiendo 0,11 euros por cada kilo que vende, según los cálculos de la organización agraria

VALENCIA, 15 Jul.

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) ha denunciado que las primeras operaciones de compraventa que se comienzan a con los operadores comerciales de cara a la próxima campaña citrícola establecen unos costos en origen que se ubican hasta un 30% bajo los costos medios de producción.

La organización agraria cree que, tanto en naranjas como en mandarinas, un productor tipo estaría perdiendo 0,11 euros por cada kilo que vende a esos precio. Para el presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, "hablamos de proporciones que conducen a los productores a la ruina".

Con el objeto de aprovisionarse de bastante fruta frente a una temporada donde se prevé una reducción de cosecha gracias a las adversidades climáticas, múltiples shoppings privados están exponiendo interés por obtener, según enseña la organización agraria en un aviso.

En la situacion de la naranja Navelina, proponen costes cerca de 0,21 €/kg. Sin embargo, los costos que piensa el cultivo de la naranja sobrepasan los 0,32 €/kg tras haber incrementado un 40% en los 2 últimos años, según calcula la organización agraria desde los datos del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) y del Ministerio de Agricultura.

Los shoppings asimismo tratan de comprar clementinas precoces protegidas de alta definición a 0,28 €/kg, en frente de los 0,39 €/kg a los que se levantan los costos de producción.

El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, aseguró que "existe quien puede meditar que es buen precio tras el desastre de la pasada campaña, en el momento en que las cotizaciones de las naranjas se hundieron bajo los 0,diez €/kg, pero si se hacen números observamos de qué manera se han disparado todos y cada uno de los costos. Se trata de proporciones que conducen a los productores a la ruina".

Por ello, el dirigente agrario solicita "prudencia y congruencia con en comparación con precio de venta" y además de esto sugiere "no precipitarse en el momento de vender las cosechas, especialmente en una campaña con una producción que se prevé corta gracias a la combinación mortal de malas condiciones meteorológicas en primavera".

En cuanto al mensaje dirigido a las gestiones, Aguado alarma de que "la ley de la cadena alimenticia prosigue sin marchar y sin ofrecer contestación a los abusos comerciales. Los labradores, más que nada en artículos caducos, no tenemos la posibilidad de tener repercusión la escalada de costos pues el valor viene impuesto de arriba hacia abajo. Al final unicamente se favorecen las compañías que dependen del productor ocasionando la ruina de este".

Tras el cómputo negativo de las últimas campañas, Aguado demanda a los políticos que "se pongan las pilas ahora pues, o ponen en marcha medidas de mercado realmente eficientes que dejen reconducir esta inclinación, o se generará un abandono inmediato, increíble y de no retorno de los citricultores. Cansados de trabajar duro y perder dinero, los mayores van a dejar de gastar su irrelevante pensión para sostener los campos y los pocos jóvenes que quedan huirán en pos de una actividad profesional posible".

Durante su reciente comparecencia en la comisión del ámbito citrícola de Les Corts Valencianes, el presidente de AVA-ASAJA destacó su "hartazgo por tener que reiterar en tantas ocasiones lo mismo, lo que quiere decir que la clase política no ha hechos sus deberes a lo largo de décadas y prosigue sin hacerlos. Lo único en lo que semeja interesada es en aprobar normativas ambientales que agregan burocracia y dificultades que nos inducen mucho más costos. Así, lo que hace unos años me parecía ignorancia o cobardía, en este momento considero que es desinterés. La producción agraria no está en la agenda política, quizás por el hecho de que aquí no hay puertas giratorias".

Aguado concluye que "se confunden esos políticos que vean en los bajos costes en origen un inconveniente rigurosamente agrario, puesto que si no aportan resoluciones va a ser la sociedad en su grupo la que terminará pagando las secuelas: mucho más tierras sin cultivar y pasto de las llamas, mucho más despoblación en las áreas rurales, mucho más dependencia de importaciones foráneas con mayor huella de carbono y menores garantías de seguridad alimenticia y salud, y mucho más pérdida de soberanía alimenticia en una Europa dividida y decadente".